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La UE carece de una política exterior firme y coherente. Se distingue por una acción descoordinada y no efectiva no solo en sus asuntos internos, sino en la mayoría de los conflictos internacionales. La política exterior debe transferirse progresivamente a los poderes europeos, siguiendo el modelo de entidades supranacionales federales que luego se convirtieron en estados (EEUU, Suiza).
 
Siendo una potencia económica mundial y un líder cultural, la UE tiene un verdadero poder cuando actúa en coherencia y unidad. La política exterior debe centrarse en usar este soft power que la historia nos brinda para asegurar los intereses europeos en el mundo. No podemos alinearnos permanentemente de un lado sin reconocer la importancia de la multilateralidad en un mundo con cada vez más potencias regionales.
 
Si bien la política exterior de la UE tiene fama de resolver conflictos y de ser defensora de los DDHH, esto no pasa siempre, como hemo visto en los últims conflictos. Tenemos que tomar un claro objetivo neutral y pacifista contra los problemas mundiales y dar prioridad en las relaciones internaciones a los derechos humanos y al cambio climático. La universalidad de la justicia nos permite asegurar el respeto de estos valores.
 
Propuestas:
 
  • Fomentar un bloqueo a países que incumplan la declaración de derechos humanos
  • Formar un sistema de relaciones multilateral
  • Desarrollar un sistema energético que garantice la independencia europea del exterior en materia energética y promover el cambio de modelo energético en países emergentes mediante transferencia tecnológica.
  • Colaborar con el desarrollo de curas contra enfermedades del tercer mundo promoviendo y la ciencia europea mediante la creación de centros y programa en territorio europeo

Una política exterior coherente, inteligente y uniforme

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